El baloncesto santiaguero en lo que va de año ha tenido la dicha de contar con la mejor selección femenina del país. Pero a pesar de la gran actuación de las chicas, opino que todavía queda mucho por hacer para seguir avanzando en esta hermosa y atractiva disciplina deportiva, principalmente en el área masculina. El hecho de tener entre nosotros un equipo de buen nivel como el de las chicas, compromete a las autoridades provinciales a trabajar cada día con vistas a lograr mayores logros.
El conjunto indómito de mujeres mostró la tradicional garra de los representativos santiagueros, jugando un baloncesto muy vistoso y con un gran dominio técnico en varios aspectos de juego. Aunque vale señalar que en algunas áreas el trabajo debe reforzarse para completar un equipo de lujo y darle a la afición que sigue este deporte el espectáculo que todos esperan.
Las principales deficiencias están en el aspecto físico de las jugadoras. Las campeonas nacionales sólo perdieron 8 encuentros en 35 presentaciones, contando la I Liga Especial Femenina, la Liga Superior y el play-off, en gran medida provocado por la mala defensa bajo los aros. Y es que Santiago actualmente no cuenta con una atleta de elevada estatura que cumpla las importantes funciones del pívot.
En lo concerniente a los rebotes el equipo rojinegro fue el de peor acumulado, precisamente por la ausencia de una jugadora alta. La Incansable Cariola Hechavarría tuvo que asumir esta tarea, la cual cumplió aceptablemente, pero esta labor la privó de anotar gran cantidad de puntos en su acostumbrada función de delantera atacadora. El desgaste a la hora de marcar las gigantes contrarias era visible y gracias a la preparación física previa se pudo obtener el triunfo definitivo.
Cuando la selección se enfrentaba a equipos con pívots establecidas como la corpulenta guantanamera Clenia Noblet y la espirituana Marlene Cepeda entonces la mecánica defensiva tenía que excederse en busca de neutralizar las acciones ofensivas de las rivales y jugar con mucha rapidez para no dejarlas que se acomodaran en los rebotes. En este aspecto hay que reconocer la organización de la estelar base Isneidis Casanova, pieza clave en el espectacular triunfo santiaguero.
¿Como resolver esta vital posición dentro del juego de Baloncesto? Creo que es necesario preparar a varias chicas altas que están en los equipos juveniles y continuar buscando talentos en todos los territorios de la provincia. La organización de campeonatos desde la base es fundamental, para garantizar el relevo y continuar levantando el gallardete que con tanta entrega lograron en este 2010 las santiagueras.
El trabajo con los varones debe ser doble. Una provincia como la nuestra, con la tradición y los resultados que ha obtenido a lo largo de los años en el más creativo y dinámico de los deportes de equipo, no se debe conformar con ocupar por dos años consecutivos el último lugar de la principal justa del baloncesto en Cuba. Es necesario revisar los planes de entrenamientos y buscar a través de competencias desde las escuelas hasta la primera categoría, elevar el nivel de juego de los jugadores santiagueros.
Desde la retirada del equipo que comandaba el estelar Ángel Núñez, los representativos santiagueros han ido de mal en peor, al punto de sólo ganar tres juegos en el último Torneo Superior. Queda entonces analizar críticamente los problemas que inciden en un mejor resultado y tratar de irlos venciendo poco a poco. Seriedad es lo que necesita el plantel masculino y un guía que enseñe a los muchachos a ganar.
Es muy importante el trabajo en las categorías inferiores y tratar por todos los medios de captar jugadores con un buen somatotipo. Al igual que sus similares femeninas la selección rojinegra posee uno de los más bajos promedios de estatura en el país. Los profesores y entrenadores de baloncesto en Santiago de Cuba tienen una ardua tarea por resolver, si la cumplen al pie de la letra, pienso que pronto tendrán buenos resultados y los muchachos santiagueros borrarán la pésima imagen que han dejado en los últimos años.
El conjunto indómito de mujeres mostró la tradicional garra de los representativos santiagueros, jugando un baloncesto muy vistoso y con un gran dominio técnico en varios aspectos de juego. Aunque vale señalar que en algunas áreas el trabajo debe reforzarse para completar un equipo de lujo y darle a la afición que sigue este deporte el espectáculo que todos esperan.
Las principales deficiencias están en el aspecto físico de las jugadoras. Las campeonas nacionales sólo perdieron 8 encuentros en 35 presentaciones, contando la I Liga Especial Femenina, la Liga Superior y el play-off, en gran medida provocado por la mala defensa bajo los aros. Y es que Santiago actualmente no cuenta con una atleta de elevada estatura que cumpla las importantes funciones del pívot.
En lo concerniente a los rebotes el equipo rojinegro fue el de peor acumulado, precisamente por la ausencia de una jugadora alta. La Incansable Cariola Hechavarría tuvo que asumir esta tarea, la cual cumplió aceptablemente, pero esta labor la privó de anotar gran cantidad de puntos en su acostumbrada función de delantera atacadora. El desgaste a la hora de marcar las gigantes contrarias era visible y gracias a la preparación física previa se pudo obtener el triunfo definitivo.
Cuando la selección se enfrentaba a equipos con pívots establecidas como la corpulenta guantanamera Clenia Noblet y la espirituana Marlene Cepeda entonces la mecánica defensiva tenía que excederse en busca de neutralizar las acciones ofensivas de las rivales y jugar con mucha rapidez para no dejarlas que se acomodaran en los rebotes. En este aspecto hay que reconocer la organización de la estelar base Isneidis Casanova, pieza clave en el espectacular triunfo santiaguero.
¿Como resolver esta vital posición dentro del juego de Baloncesto? Creo que es necesario preparar a varias chicas altas que están en los equipos juveniles y continuar buscando talentos en todos los territorios de la provincia. La organización de campeonatos desde la base es fundamental, para garantizar el relevo y continuar levantando el gallardete que con tanta entrega lograron en este 2010 las santiagueras.
El trabajo con los varones debe ser doble. Una provincia como la nuestra, con la tradición y los resultados que ha obtenido a lo largo de los años en el más creativo y dinámico de los deportes de equipo, no se debe conformar con ocupar por dos años consecutivos el último lugar de la principal justa del baloncesto en Cuba. Es necesario revisar los planes de entrenamientos y buscar a través de competencias desde las escuelas hasta la primera categoría, elevar el nivel de juego de los jugadores santiagueros.
Desde la retirada del equipo que comandaba el estelar Ángel Núñez, los representativos santiagueros han ido de mal en peor, al punto de sólo ganar tres juegos en el último Torneo Superior. Queda entonces analizar críticamente los problemas que inciden en un mejor resultado y tratar de irlos venciendo poco a poco. Seriedad es lo que necesita el plantel masculino y un guía que enseñe a los muchachos a ganar.
Es muy importante el trabajo en las categorías inferiores y tratar por todos los medios de captar jugadores con un buen somatotipo. Al igual que sus similares femeninas la selección rojinegra posee uno de los más bajos promedios de estatura en el país. Los profesores y entrenadores de baloncesto en Santiago de Cuba tienen una ardua tarea por resolver, si la cumplen al pie de la letra, pienso que pronto tendrán buenos resultados y los muchachos santiagueros borrarán la pésima imagen que han dejado en los últimos años.
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