Es una vergüenza para nuestra nación y para nuestros parientes mayores quienes sufrieron en carne propia aquella triste etapa de nuestra historia, que un periódico nacional publique una burla como esa. No se me ocurre otra definición para este panfleto escrito por una periodista que en vez de tratar temas que realmente contribuyan al bienestar de nuestro país, sienta nostalgia por el Periodo Especial, un momento tan complejo y tan difícil para todos los cubanos. Será que ahora le irá tan mal?
Yo tampoco me quejo de mi infancia y soy contemporáneo con la "nostálgica", fui super feliz, para tranquilidad y alivio de mis padres que hicieron todo lo que estaba a su alcance para que yo no sufriera lo que ellos estaban sufriendo, pero ahora sé todo lo que tuvieron que pasar y aguantar para no dejarme a la deriva. Después nos molestamos cuando dicen que en Cuba no se hace un periodismo serio, escritos como estos lo demuestran y nos convierte en los payasos del periodismo moderno. Los niños mas felices del mundo están en casi todas las partes del mundo, si nunca has salido de Cuba señora periodista, no tienes elementos para afirmar que son los cubanos. Bravo Rosa María Pixá Aliaga honor y gloria para nuestros familiares que se sacrificaron por hacer de nuestra infancia lo que fue, pero prohibido olvidar, en eso nos va la dignidad...
TEXTO DE ROSA MARÍA PIXÁ:
Quise comentar esto mas estaba desactivada la opción, estas palabras no me las puedo quedar dentro
El estupor me invadió al leer estas líneas, me costó mucho interiorizar el espíritu que emana de ellas. Ojo: no se trata de la jocosa gala que hace el cubano de su superioridad en todo (el título) ni del respeto que merecen las opiniones distintas sobre todo cuando se basan en vivencias personales, lo cual las distancia irremediablemente de las propias. A mí me llegó una especie de excusa, recuerdos circunstancialmente felices a modo de argumento para decir que no importa lo mal k la pasamos, seguíamos siendo plenos seres humanos. En fin: que no entiendo, no asimilo, no admito que alguien pueda sentir nostalgia del Periodo Especial.
Claro, yo también era una niña, la contemporaneidad me permite comparar. Y también fui feliz, mas recuerdo muchas cosas que la edad no me permitía valorar, pero que ahora sé sin ingenuidades y hago valoraciones más justas k entonces.
No puedo tener nostalgia de una época en la k yo era feliz pero tantos millones de cubanos no. Los niños sencillamente no entienden, no aquilatan el verdadero sentido de determinadas cosas a su alrededor. Yo era muy feliz comiéndome mi fonguito, sin saber que mi papá “se la jugaba” robando en las plantaciones del gobierno, y que él pudo ser el muerto que tristemente dejó esa práctica (los palmeros recordarán el muchacho k murió de un disparo lanzado al aire por el guardia); yo jugaba inocentemente con mi hermano bebé, mientras mi mamá perdía la salud de sus manos y pulmones lavando con ceniza, maguey, sosa caústica…. lo que apareciera; para mí era una aventura recoger astillas de leña para cocinar, pero la cuenca del Cauto se deforestó.
Muchas cosas cambiaron, también en la escuela: borrábamos los cuadernos de años anteriores para usarlos en ese curso, aunque perdura por sobre todas las cosas el recuerdo de mis maestras, tan maravillosas, abnegadas y profesionales a quienes nunca noté (quizás porq solo era una niña) el hambre ni las penurias; me recuerdo yendo a la escuela con unas chancleticas de cuero y con los famosos “chupamios” (por cierto fabricados con los no menos famosos pantalones de eláster de mi mamá, quien sacrificó su guardarropa para calzarnos a todos); yo tenía una mochilita remendada, pero algunos de mis compañeros llevaban sus libros en una jabita. Recuerdo que un día me obligaron a cepillarme los dientes con sal y se me pelaron las encías, recuerdo también haberme lavado el cabello con naranja agria y limón; por cierto, el patrimonio familiar de prendas auríferas fue cambiado por jabón. Recuerdo con mucho agrado a Salgari y a Verne, pero ya no puedo recuperar la vista que se me fue en aquellas amarillas páginas a la luz de los candiles.
En fin, no haré una relatoría de todos mis recuerdos, pero mi burbuja feliz no cambiará que la realidad era terrible a mi alrededor. Daría lo que fuera por evitarle a mami sus lágrimas ante mi negativa a comer (yo detestaba la harina, y parecía una reconcentrada de Weyler) mi mamita ya no sabía cómo persuadirme u obligarme y yo no entendía q al menos nosotros teníamos maíz, otros se acostaban sin comer y eso causó muchas neuropatías después. Daría lo que fuera porque esa época no hubiese acentuado la crisis moral y ética por la que atraviesa mi país, ni tantos murieran en el mar.
Claro que tengo recuerdos felices: mi hermanito recién nacido, los pollitos de la libreta, la enfermera que atendió mi pierna cuando me caí por estar de traviesa, mi apasionamiento por la lectura, los cocuyos en las noches de apagón…miles y miles de recuerdos maravillosos, pero eso no significa que eran tiempos buenos y lindos. Significa que algunas generaciones sacrificaron de todo con la esperanza de que algún día saldríamos adelante.
NO busco culpables ni definiciones, para algunos el período especial fue la debacle de los cubanos y para otros la prueba más tangible de nuestra heroicidad. Lo que sí sé, es que tan solo en honor de todos los sufrimientos que ocasionó, que a lo mejor no es el copón divino en la historia mundial pero sí un antes y un después, una profunda prueba para mi pueblo, no sentiré nunca nostalgia de esos años.
Yo no sé si fue el período especial, la entrada al nuevo milenio o el santísimo copón divino, pero no puedo quejarme de mi infancia.
JUVENTUDREBELDE.CU
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