La joven selección cubana de voleibol masculino logró cautivar a los seguidores del deporte de la malla alta tanto en Cuba como en el resto del mundo en la recién concluida Liga Mundial de la disciplina. Por su excelente accionar en la etapa intercontinental muchos soñaron con un gran resultado para la representación antillana, y antes de comenzar la gran final en la ciudad argentina de Córdoba, algunos los incluyeron entre los medallistas.
Pero al final los discípulos del Director Técnico Orlando Samuels no lograron subir al podio de premiaciones y tampoco pudieron cumplir su principal objetivo que era mejorar la cuarta posición del pasado año. ¿Fue esta una mala actuación para los cubanos? Pienso que no, a pesar de que en la cancha del Orfeo Superdomo se pudo apreciar que los nuestros tenían para más.
Opino que el principal problema de esta selección esta en ellos mismos, en su desconcentración y su falta de roce competitivo al más alto nivel. Cuando ellos logren creer que son un equipo con todas las armas para vencer, entonces serán los mejores, de eso no tengo la menor duda. En esa dirección se debe trabajar y como es lógico pulir algunos detalles sobre todo en el recibo y la defensa de campo.
Todos los elencos que enfrentaron al cuadro antillano elogiaron el talento y la potencia de los jugadores cubanos, la mayoría con edades que no sobrepasan los 22 años. Pero sólo a base de fuerza física y explosividad no se ganan los partidos de voleibol, se necesitan otros elementos, mucha imaginación y sobre todo maestría deportiva, la cual sólo se alcanza enfrentando a los mejores equipos del mundo.
Los gigantes rusos, subcampeones de esta Liga Mundial estuvieron a punto de caer ante Cuba en la primera fase de la final, e indiscutiblemente la experiencia de sus jugadores fue la clave de su éxito. Rusia cuenta en sus filas con jugadores que militan en las fuertes ligas europeas donde ponen a funcionar todos los aspectos técnicos y tácticos del Voleibol.
El central Dmitriy Muserskiy, líder en el bloqueo tanto en la etapa clasificatoria como en la final, sólo tiene 21 años pero su accionar dentro del mondolflex es el de todo un consagrado. Tiene la ventaja de jugar en un club como el Lokomotiv, enfrentando a grandes jugadores y aprendiendo de sus errores. Los cubanos no tienen esa posibilidad y creo que por eso el desarrollo, principalmente psicológico, es más lento en los nuestros.
Brasil es todo un imperio en este deporte, miles de canchas para jugar dentro todo el país, desde las convencionales hasta las de las playas, garantizan que desde la base puedan formarse el relevo de sus excelentes equipos. Tienen a su favor una enorme población de donde escoger, una fuerte liga nacional y muy poco robo de talentos por parte de las potencias desarrolladas del norte.
Los amantes del voleibol en Cuba deben estar orgullosos de esta selección, aunque no satisfechos. Pienso que de las derrotas se aprenden y esto es seguramente lo que hará la dirección del equipo nacional. Ahora sólo resta prepararse para el Campeonato Mundial de Italia, que se efectuará a finales del mes de septiembre. En esa competencia tendrán la oportunidad del desquite y de seguro volverán a poner en alto el nombre de la Patria.
Pero al final los discípulos del Director Técnico Orlando Samuels no lograron subir al podio de premiaciones y tampoco pudieron cumplir su principal objetivo que era mejorar la cuarta posición del pasado año. ¿Fue esta una mala actuación para los cubanos? Pienso que no, a pesar de que en la cancha del Orfeo Superdomo se pudo apreciar que los nuestros tenían para más.
Opino que el principal problema de esta selección esta en ellos mismos, en su desconcentración y su falta de roce competitivo al más alto nivel. Cuando ellos logren creer que son un equipo con todas las armas para vencer, entonces serán los mejores, de eso no tengo la menor duda. En esa dirección se debe trabajar y como es lógico pulir algunos detalles sobre todo en el recibo y la defensa de campo.
Todos los elencos que enfrentaron al cuadro antillano elogiaron el talento y la potencia de los jugadores cubanos, la mayoría con edades que no sobrepasan los 22 años. Pero sólo a base de fuerza física y explosividad no se ganan los partidos de voleibol, se necesitan otros elementos, mucha imaginación y sobre todo maestría deportiva, la cual sólo se alcanza enfrentando a los mejores equipos del mundo.
Los gigantes rusos, subcampeones de esta Liga Mundial estuvieron a punto de caer ante Cuba en la primera fase de la final, e indiscutiblemente la experiencia de sus jugadores fue la clave de su éxito. Rusia cuenta en sus filas con jugadores que militan en las fuertes ligas europeas donde ponen a funcionar todos los aspectos técnicos y tácticos del Voleibol.
El central Dmitriy Muserskiy, líder en el bloqueo tanto en la etapa clasificatoria como en la final, sólo tiene 21 años pero su accionar dentro del mondolflex es el de todo un consagrado. Tiene la ventaja de jugar en un club como el Lokomotiv, enfrentando a grandes jugadores y aprendiendo de sus errores. Los cubanos no tienen esa posibilidad y creo que por eso el desarrollo, principalmente psicológico, es más lento en los nuestros.
Brasil es todo un imperio en este deporte, miles de canchas para jugar dentro todo el país, desde las convencionales hasta las de las playas, garantizan que desde la base puedan formarse el relevo de sus excelentes equipos. Tienen a su favor una enorme población de donde escoger, una fuerte liga nacional y muy poco robo de talentos por parte de las potencias desarrolladas del norte.
Los amantes del voleibol en Cuba deben estar orgullosos de esta selección, aunque no satisfechos. Pienso que de las derrotas se aprenden y esto es seguramente lo que hará la dirección del equipo nacional. Ahora sólo resta prepararse para el Campeonato Mundial de Italia, que se efectuará a finales del mes de septiembre. En esa competencia tendrán la oportunidad del desquite y de seguro volverán a poner en alto el nombre de la Patria.