Por Jesus Alejandro Sanchez
Desde que tengo uso de razòn y me apasioné por el mundo deportivo he escuchado insistentemente que el deporte cubano es el màs sano del universo, lejos de compra-ventas, publicidades, dueños de clubs, campañas televisivas etc… El deporte amateur sobre el deporte profesional: el bien sobre el mal.
Al principio me dejé engañar por esta gran propaganda del gobierno cubano, en la que creen miles de mis compatriotas con los ojos cerrados. Pero solo hay que observar los detalles para darse cuenta que no hay diferencias entre los profesionales del mundo y nuestros atletas que definitivamente también lo son.
O me van a decir que el Campeòn Olìmpico y recordista mundial de los 110 metros con vallas Dayron Robles no es un profesional, o que el estelar luchador del estilo grecorromano Mijain Lopez, oro en los Juegos Olìmpicos de Beijing 2008 y multicampeòn mundial, es un simple gladiador amateur. Por supuesto que no tienen argumentos para contradecirme.
Los jugadores de beisbol, los voleibolistas, todos los representantes del Campo y Pista nacional, son profesionales, y lo ùnico que los diferencia de sus homòlogos en el planeta es que no cobran un salario acorde a lo que hacen: pero eso es otra cosa. ¿Y por qué no lo hacen?, por el empeño gubernamental de mantenerlos aislados agradeciendo todo lo que han logrado no a su talento y esfuerzo, sino al deporte revolucionario que al final de sus vidas deportivas les va a pasar factura.
No hay diferencias entre los nuestros y los que se ganan la vida de su talento fisico en cualquier lugar del mundo. Ellos asombran a muchos con sus proezas, entretienen a la sociedad, recaudan mucho dinero y verdaderamente tienen un dueño a los que deben responder porque para eso se les paga, pero los cubanos también lo tienen: todos sabemos quien es.